Las denominadas casas de cambio son entidades financieras cuyo fin es la realización transacciones con moneda extranjera, especialmente para la atención de turistas y el cambio de dinero en efectivo.
Los ejemplos más típicos de casas de cambio suelen ser los bancos comerciales y agencias de viaje. El mecanismo de funcionamiento sería el siguiente: los clientes concurren al establecimiento con sus divisas (podría ser un empresario tabacalero con dólares de Estados Unidos) con la intención de convertirlas en otra moneda o divisa, es decir, expresar la cantidad de esa moneda originaria en su equivalente de otra. Existe un precio de venta y un precio de compra, el primero es el importe que deberá pagar el público por la moneda objetivo, el segundo es el monto que recibirá quien concurra para vender su efectivo.
Las ganancias de estas instituciones están compuestas por la diferencia resultante entre el monto que manejan para comprar divisas y el que manejan para venderlas. A este diferencial debemos sumarle la comisión que cobran por este servicio. PRECIO DE VENTA – PRECIO DE COMPRA + COMISION POR SERVICIOS = UTILIDAD. Respecto a este último punto, debemos tener en cuenta dos variables: la cotización y la tasa de cambio (dispuesta por el Banco Central de Colombia). Las casas de cambio son entidades cuya esencia se encuentra en la manipulación de estas dos variables, es por ello que muchas veces algunas se promocionan como carentes de comisión, pero la compensan con las cotizaciones que ofrecen.
Las conversiones se basan en los promedios de las variaciones oferta/demanda durante el día de las diferentes monedas con respecto al dólar. Para el caso del peso colombiano este promedio no equivale a la Tasa Representativa del Mercado (TRM), sino que es la tasa de cambio con que abre y cierra el dólar en el mercado colombiano. Igualmente para el Euro, el valor visualizado en la parte inferior corresponde al valor de apertura y cierre en el mercado colombiano y no al promedio de variaciones.
