Yuan sin restricciones

Por estos días, el Gobierno chino presentará  un plan para que la moneda nacional, el yuan, sea totalmente convertible en la cuenta de capital, algo que permitirá a empresas o personas del país y del extranjero intercambiar moneda sin restricciones en la compra de activos o acciones.

La decisión se enmarca en un paquete de reformas a favor del mercado que el Consejo de Estado chino, encabezado por el nuevo primer ministro Li Keqiang, estableció como prioritarias en 2013 y que se debe a la voluntad de una mayor internacionalización y protagonismo de la moneda china en los mercados financieros.

Aunque el yuan ya es convertible en la cuenta corriente de China, que incluye el comercio de bienes y servicios, Pekín se había mostrado reticente hasta el momento a hacer lo propio en la cuenta de capital, que mide entradas y salidas del dinero, por la preocupación por posibles fugas de capital o entradas de dinero con fines especulativos.

Hasta ahora se especulaba que este momento podría llegar en 2015, pero el anuncio vislumbra una aceleración del proceso de liberalización y se prevé que el plan que se presentará este año fije un calendario definido de actuación.

La plena convertibilidad de la moneda incluirá  un sistema para que los inversores individuales puedan invertir en el extranjero, así como también políticas proteccionistas de los derechos e intereses de los pequeños y medianos inversores.

Otro documento del Consejo de Estado del pasado marzo también apuntó a una mayor flexibilización de la tasa de cambio del yuan con el dólar este año, pues ahora se permite como máximo una fluctuación diaria del 1%.

Se espera que la plena convertibilidad del yuan en la cuenta de capital facilite el flujo de capitales e inversiones desde y hacia China, en un momento en que la segunda potencia mundial gana cada vez más protagonismo en la economía global.

Además de esta reforma, el plan del Ejecutivo chino incluye intensificar las reformas en la deuda de los entes locales, la entrada de capital privado en algunos sectores o en el sistema de control demográfico entre el campo y la ciudad.

Estos campos son precisamente los que varios organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han calificado de “clave” para que China siga con un crecimiento sostenido en el futuro y se convierta eventualmente en la primera economía mundial.