A la hora de realizar diferentes operaciones financieras, ya sea compra y venta de dólares u operaciones en la bolsa, a menudo nos ocurre que carecemos de la experiencia para realizarlas y esto se nos presenta como un verdadero problema.
Para evitarlo, la solución está en recurrir a la ayuda profesional: nos referimos a la contratación de un trader.
Por definición, podemos decir que un trader es aquel sujeto que, de manera profesional, realiza la compra, venta u otras operaciones de enajenación de activos financieros con fines lucrativos.
Generalmente realizan su actividad en el seno de alguna institución financiera, como son Bancos de inversión o Sociedades de Valores.
Los fondos con los que cuentan para desarrollar dicha actividad son generalmente las aportaciones de los clientes particulares de las citadas instituciones, que esperan obtener un rendimiento económico de sus ahorros.
Aunque a primera vista pueda parecer que un trader es lo que tradicionalmente se ha venido llamando “inversor” o “broker”, conviene matizar la diferencia para ver que no es lo mismo.
Son precisamente estas diferencias las que nos van a ayudar a entender exactamente que es un trader.
En primer lugar, si bien el trader es un inversor por naturaleza, su tarea se restringe a un segmento de bienes mucho más restringido, más abstracto y con una operativa más compleja, al ser tremendamente especulativo.
La diferencia con un broker es mucho más importante, aunque no por ello más conocida.
El broker es aquel profesional que por imperativo legal tiene que intermediar entre el trader y los mercados para realizar sus operaciones, siendo generalmente la tarea de aquel más administrativo-comercial y la de éste más analítica.
Por otra parte encontramos que la palabra “trader” quiere decir simplemente “comerciante” y como tal , un especulador.
Aún en otros mercados ajenos a la Bolsa de Valores podemos ver con claridad la labor especulativa de los comerciantes. Por ejemplo, si el dueño de una casa de deportes compra un cierto volumen de zapatillas deportivas de cierto modelo y marca, lo hace en realidad porque está “especulando” en que se venderán bien; no existe ningún compromiso moral o sentimental entre el comerciante y esta marca de calzado en particular; si contrariamente a sus expectativas estas zapatillas no se venden tan bien como esperaba, el comerciante procede a liquidarlas rápidamente al costo para recuperar su capital y reinvertirlo en otra mercadería que se venda mejor.
Este mismo acercamiento tiene el trader que invierte en la Bolsa de Valores a Corto Plazo.
Él no necesita prácticamente de ninguna de las características propias de las acciones que el inversor aprecia tanto. Jamás se le ha pasado por la cabeza comprar una acción para mantenerla indefinidamente en su poder.
Todo lo que el trader desea es “hacer una diferencia” entrando al mercado en el momento oportuno y esperando su oportunidad para retirarse con una ganancia.
Al igual que el comerciante de zapatillas, no está “casado” con ninguna compañía o acción (recordemos que una acción es un producto, como cualquier otro).
Por lo tanto, si una vez adentro del mercado se da cuenta que la acción que ha comprado no se comporta de acuerdo a lo esperado, se deshace de ella rápidamente para recuperar su capital y poder invertirlo en otro producto que valga la pena.
Al trader poco le interesa que la acción esté pasando por un problema circunstancial y luego vaya a recuperarse.
Él sabe que todo en el mercado sube y baja, pero su objetivo es hacer buenos negocios hoy; mañana habrá otro negocio en el cual invertir.
Mientras el inversor le presta el hombro (y su dinero) a una compañía durante 5, 10, 20 años y aún más, en ese mismo tiempo el trader usa su capital para entrar y salir del mercado cientos y hasta miles de veces, participando de otros tantos negocios “del momento”.
Además, como el trader hace negocios especulando en las fluctuaciones que el mercado tiene en el Corto Plazo, y estas son independientes de los estados financieros y la solidez de las compañías, a menudo no se preocupa en absoluto por conocer nada acerca de las empresas en cuyas acciones invierte.
A menudo hace excelentes operaciones con acciones de empresas de las que ni siquiera se ha preocupado por conocer el nombre.
Por lo demás, las fluctuaciones del mercado en el corto plazo son, alternativamente, alcistas y bajistas, permitiéndole al trader montarse en cualquiera de estas tendencias (o en ambas) y así ganar dinero tanto cuando la acción sube de precio como cuando baja.